Nos reunimos 6 personas, desde Tenerife, Valencia, Manhattan, y Argentina.
La obra que hemos leído y analizado es cuento corto “El Beso”, de Galeano (Uruguay).
Una de las participantes notó el contraste del título con el sujeto del cuento. Y preguntó porque Antonio Pujía se atrevió a cambiar la memoria de alguien, de al menos dos personas, en los cambios que le hizo a la lápida. También surgió la pregunta: ¿Será que el año del fin de los dos son los mismos? Galeano nos deja esa incertidumbre.
Otra persona no entiende como es que el escultor, Antonio Pujía, no ve lo que hay debajo del mármol. Es un artista y claro que tiene que ver o saber lo que hay ahí. Ninguna escultura está terminada.
El cuento le trajo a la mente a un participante los “prioggi” de Miguel Ángel, como el mármol encierra la obra prisionera. Se preguntó: ¿será que es del escultor o de la piedra? ¿Qué ocurre dentro de los libros cuando están cerrados? ¿Acaso el compositor oye la sinfonía entera en su cabeza antes de escribirla, o surge y se crea en tiempo real? Como decía Frank Zappa, se nos da a cada uno un periodo de tiempo y la posibilidad de adornarlo. Y se notó que ninguna escultura está acabada. ¿Será que es la piedra la que manda, no el escultor?
Pensando que Galeano puso el “año del fin” en vez del “año de la muerte”, alguien se preguntó, ¿y si el “año del fin” es el año del fin de la relación y no el año de la muerte? ¿Será que ordenó una lápida para el final de una relación?
Aun otro participante propone que la lápida pudo haber sido de dos personas, en diferentes tiempos, en diferentes lados de la lápida.
¿Y por qué ese título? Es un beso frio, o de despedida. El debate fue multifacético y rico.
La propuesta de escritura fue “Escribe sobre un momento en que viste lo inesperado”. Se escribió de los rostros, en la sombra del texto. Otras escrituras en la sombra, una participante escribió de no saber de la incapacidad de la persona con quien estaba hablando. Había memorias de la niñez y momentos traumáticos. Un texto tenía capas de momentos inesperados. Otro texto nos recordó que cuando alguien viene hablar con nosotros, pensamos que es por algo negativo en vez de pensar que puede ser por algo positivo.
Aquí, ahora alentamos a los participantes que, si así lo desean, compartan lo que escribieron a continuación. Deja tu respuesta aquí, si deseas continuar la conversación sobre el cuento corto de “El Beso”, Galeano. Pero antes, les recomendamos tener en cuenta que el blog es un espacio público donde, por supuesto, no se garantiza la confidencialidad.
Por favor, únase a nosotros en nuestra próxima sesión en español: El sábado 20 de mayo a las 13 hrs. o a la 1 pm EST.
¡Esperamos verte pronto!
El beso, Galeano (Uruguay) “Antonio Pujía eligió, al azar, uno de los bloques de mármol de Carrara que había ido comprando a lo largo de los años. Era una lápida. De alguna tumba vendría, vaya a saber de dónde; él no tenía la menor idea de cómo había ido a parar a su taller. Antonio acostó la lápida sobre una base de apoyo, y se puso a trabajarla. Alguna idea tenía de lo que quería esculpir, o quizá no tenía ninguna. Empezó por borrar la inscripción: el nombre de un hombre, el año del nacimiento, el año del fin. Después, el cincel penetró el mármol. Y Antonio encontró una sorpresa, que lo estaba esperando piedra adentro: la veta tenía la forma de dos caras que se juntaban, algo así como dos perfiles unidos frente a frente, la nariz pegada a la nariz, la boca pegada a la boca. El escultor obedeció a la piedra. Y fue excavando, suavemente, hasta que cobró relieve aquel encuentro que la piedra contenía. Al día siguiente, dio por concluido su trabajo. Y entonces, cuando levantó la escultura, vio lo que antes no había visto. Al dorso, había otra inscripción: el nombre de una mujer, el año del nacimiento, el año del fin. “ ©2021 AlbaLearning (All rights reserved)
