Encuentros virtuales en vivo: Sábado 21 de septiembre, 13:00 EST

Nos reunimos cinco personas desde Nueva York, España y Argentina. Trabajamos la traducción del poema “Why I hate Raisins”, de Natalie Diaz, traducido por Olga Lucia Torres. 

En el poema se dan la mano el principio y el final; la primera línea no se entiende hasta la última línea. Versos que se oponen: amor-odio.

Se comentó que es una niña-cachorro, que lo come todo, no guarda para el día siguiente. Se habló de la diferencia entre apetito y hambre. El apetito provoca una respuesta voluntaria, controlada. El hambre no se controla, se come de golpe, no se piensan en las consecuencias.

El poema nos recordó las historias personales y familiares relacionadas con la carestía.

El poema gira en torno de la relación con el hambre en la relación entre madre e hija. Impresiona de que no hay comprensión entre ambas.

Hablamos de la percepción de la diferencia: nosotros frente a los otros. Y de la percepción de la miseria.

La comida se convierte en el medio de vincularse y las emociones se materializan en la relación con la comida. La comida establece las relaciones.

La propuesta de escritura era: Escribe sobre un objeto pequeño de gran significado. Escribimos sobre los objetos que (nos) unen a personas a través del tiempo. Y sobre el tiempo que es también un objeto pequeño.  Descubrimos que los objetos guardan vidas y que nos mantienen unidos a los otros.

Aquí, ahora alentamos a los participantes que, si así lo desean, compartan lo que escribieron a continuación. Deja tu respuesta aquí, si deseas continuar la conversación sobre el poema de Natalie Diaz.Pero antes, les recomendamos tener en cuenta que el blog es un espacio público donde, por supuesto, no se garantiza la confidencialidad.

Por favor, únase a nosotros en nuestra próxima sesión en español: El sábado 26 octubre a las 13 hrs. o a la 1 pm EDT. También, ofrecemos sesiones en inglés. Ve a nuestra página de sesiones grupales virtuales.

¡Esperamos verte pronto!


Por qué odio las pasas por Natalie Diaz

¿Y es sólo la boca y el vientre los que están
heridos por el hambre y la sed?
-Mencio

Amor es una libra de pasas pegajosas
empaquetadas apretadas en cajas gubernamentales
blancas y negras el día que no teníamos
comestibles. Le dije a mi mamá que tenía hambre.
Ella me dio toda la caja brillante.
USDA estampado como un puño en el lateral.
Me las comí todas en diez minutos. Comí
Demasiados, demasiado rápido. No pasó mucho tiempo
antes de que esas viejas uvas se asentaran como arcilla
negra en el fondo de mi barriga
haciéndola doler e hincharse.

Me quejé, odio las pasas.
Sólo quería un sándwich como los demás niños.
Bueno, eso es todo lo que tenemos, suspiró mi máma.
¿Y qué otros niños?
Todos menos yo, le dije.
Ella dijo: Te refieres a los niños blancos.
¿Quieres ser una niña blanca?
Pues qué pena, porque tú eres mi hija.
Yo grité: “Al menos a los niños blancos les dan un sándwich”.
Al menos los niños blancos no se cagan.
 
Fue entonces cuando me dio una bofetada. Me dejó
tapándome la boca y el estómago-
devorado por la vergüenza.
Todavía odio las pasas,
pero no por líneas de mercancías torcidas
que hacíamos para conseguirlas, serpenteando
alrededor y en el gimnasio de la tribal.
No por las incómodas cajas de cartón
en las que las llevábamos a casa. Ni por la diarrea que causaban
ni por cómo distendían mi barriga.
Odio las pasas porque ahora sé
que mi madre también tenía hambre ese día,
y me comí todas las pasas.